La vida y los negocios están marcados por ser una toma de decisiones continua, incluso no tomar una decisión implica decidir. Las decisiones no siempre gustan a todos, pueden ser difíciles, correctas o erróneas. Pero las decisiones y el reconocimiento que obtenemos por ellas nos llevan al éxito. La gente cree en las decisiones que eres capaz de tomar. En entornos cambiantes es esencial ser flexibles, hay muchos factores que podremos controlar y muchos otros que no dominaremos en absoluto.
“El futuro no es cuestión de oportunidad, si no de elección” (Miguel Fuertes, Sales Corporate Director, Grupo Lala, S.A.B. DE C.V).
Los objetivos de aprendizaje del curso engloban el análisis del entorno e identificación de los objetivos de la decisión, la evaluación de las alternativas para la toma de decisiones, la toma de una decisión final y la comunicación e implementación de la misma.
Los líderes toman decisiones sobre tácticas, personas y estrategias como parte de su trabajo. Lisa Finkelsten enuncia tres reglas:
Primero conseguir la gente adecuada para tomar la decisión, es útil mantener conversaciones reales con grupos clave.
Un líder ha de ser ágil, enfatizar valores compartidos y una comunicación que todos entiendan. Hay tres tipos de decisiones: estratégicas, diarias y urgentes. El líder debe saber qué tipo de decisión va a tomar hoy y actuar en consecuencia.
Es sustancial ser riguroso, ser analítico y medir las decisiones una vez tomadas para saber si se hicieron bien y se implementaron a tiempo.
La toma de decisiones inteligentes es un proceso complicado, ya que el pensamiento puede empañarse por factores internos y externos. Para evitar tomar decisiones imprudentes, debemos ser capaces de detectar y evitar los sesgos cognitivos. Entre los más comunes encontramos.
- Confianza en experiencias y éxitos propios. Una decisión que haya supuesto un éxito en un entorno, puede fracasar en un entorno distinto.
- Exceso de confianza en nuestras suposiciones. Debemos ser creativos generando alternativas y cuestionar nuestras suposiciones.
- Afinidad por el status quo. Es importante mostrarnos abiertos a prender nuevos procesos y explorar nuevas alternativas.
- Deseo de confirmar nuestras opiniones.
- Apegos emocionales. Los vínculos que creamos con personas, lugares o cosas pueden afectar a las decisiones.
Para evitar los sesgos cognitivos, podemos tomar tres estrategias:
- Creación de nuevas perspectivas
- Debate con personas que no piensen igual
- Imponer una gobernanza más sólida.
La decisiones tomadas en grupos también pueden caer en trampas. Se puede caer en un pensamiento de grupo, motivado por el deseo de llegar a un acuerdo por encima de tomar la decisión más acertada. En el otro extremo, puede darse el individualismo excesivo, cuando las personas no evalúan las opiniones de los demás e imponen la suya al grupo.
Es importante contar con redes abiertas y diversas, de fuera de nuestro entorno. La búsqueda de una opinión diferente a la nuestra y a la de nuestro equipo enriquecerá nuestro punto y nos aportará creatividad.
La importancia de un buen brainstorming, implicando a todo el equipo involucrado en la toma de decisiones es crucial. Debe ser un proceso estructurado, con trabajo previo, que tiene como finalidad encontrar alternativas que nazcan de la mezcla de ideas puestas en juego.
Este proceso se consigue cuando existe el diálogo productivo, dándole valor y evitando la crítica de cualquier idea, por absurda que pueda parecer. El grupo debe sentirse cómodo para compartir sus ideas.
El proceso de razonamiento de las ideas conlleva el análisis profundo, implica salir del marco de referencia. Para conseguirlo es útil plantear preguntas contradictorias, dar puntos de vista contrarios e invitar al equipo a resolverlos.
En entornos VUCA, la toma y comunicación de decisiones puede ser complicada.
Es importante ser transparentes, comunicar qué se elige y por qué. La confianza de las personas en la toma de decisiones difíciles es mayor cuando se actúa con transparencia. La transparencia debe ir siempre acompañada de justicia y honestidad.
Las personas demandan claridad, ante la incertidumbre. Las organizaciones tienen el deber de comunicar sus decisiones, siendo honestos con lo que desconocen sobre ellas. Cuando las personas a las afecta una decisión son conscientes de la incertidumbre que puede generar, se empoderan y hacen suyos los riesgos.