Lleno de riesgos y decisiones. El paraíso de una empresa es llegar a conseguir todos los objetivos que se propone de la forma más eficiente posible, pero evidentemente siempre existen riesgos y decisiones asociadas, así que ¿y si tuviéramos un método para tomar las mejores decisiones casi con seguridad?
La toma de decisiones es un proceso que requiere mucho tiempo si tenemos en cuenta las diferentes fases que habría que seguir para llegar a escoger la alternativa más correcta, para un objetivo concreto. Es por ello, que seguir todos los pasos de forma adecuada hasta podría considerarse un arte.
Saber tomar las decisiones correctas lleva a la consecución de los objetivos propuestos, por ello, es la responsabilidad más importante en una organización. La cultura y el entorno, es decir, el contexto, pueden influir determinantemente en la toma de decisiones, por ello hay que analizarlo antes de tomar una decisión, y al mismo tiempo, concretar cuál es el objetivo que se persigue. Para tener un mayor éxito en la toma de decisiones es importante tener en cuenta tres factores: rodearse de personas adecuadas, ser ágiles y ser rigurosos.
El proceso de la toma de decisiones consta de diferentes fases: preparación para la selección de alternativas, anticipación a los desafíos, evaluación de las alternativas, toma de la decisión y en última instancia, comunicación e implementación de la decisión.
La preparación de la toma de decisiones supone considerar diversos aspectos en relación a las personas y al entorno en el que se va a tomar la decisión, definiendo las responsabilidades y roles de cada uno de los componentes del equipo, sabiendo que cuanta mayor variedad de puntos de vista, mayor diversidad de ideas y mayor abanico de alternativas. Todo ello establecerá el enfoque empleado (consenso, mayoría…). Con todas estas variables se enmarca la decisión, concretando cuál es el origen, es decir, definir el objetivo, las razones del problema, y cuál sería el resultado satisfactorio para ese objetivo.
Como segunda fase de la toma de decisiones, es importante saber cómo anticiparse a los desafíos de modo que se reduzcan los posibles riesgos. Por un lado, manejando los prejuicios cognitivos, entendiendo cuáles son los más habituales (confianza en experiencias conocidas o afinidad con el statu quo) y protegiendo contra los mismos (con más análisis nuevos o más debates); por otro lado, gestionando las dinámicas de grupo, impulsando la armonía de grupo frente al individualismo.
A continuación, se generan y evalúan las alternativas. Dicha fase consiste en programar una lluvia de ideas y fomentar el diálogo, además de llevar a cabo un proceso justo (escuchando, fomentando la participación y siendo transparente). La evaluación de alternativas consistirá, por tanto, en analizar qué opción se adecua más al objetivo que se pretende conseguir.
En el momento de tomar la decisión, puede haber circunstancias que propicien la decisión de una alternativa indebida, esto se puede derivar de una decisión tomada precipitadamente o, lo que supondría lo contrario, tomada tiempo después de lo debido. Es por ello, que a la hora de tomar la decisión, resulta interesante avanzar hacia una conclusión en el momento adecuado.
Como última fase del proceso, se encuentra la comunicación e implementación de la decisión. Esto supone saber a quién, cómo y qué se comunica, además de asignar recursos y tareas a cada uno de los componentes. En este sentido, cabe resaltar que las condiciones cambian con el tiempo, lo que supone un riesgo, por lo que se debe permitir realizar ajustes de recursos.
Así bien, los riesgos y las decisiones forman parte del camino hacia el éxito, hacia el paraíso. Siempre existen posibles equivocaciones en la toma de decisiones, pero es importante aprovechar tanto los éxitos como los fracasos para mejorar y poder acercarse a eso que llamamos paraíso.
Bibliografía
Harvard, B. P. (2021). Toma de decisiones. Obtenido de Harvard Business Publishing Education: https://hbsp.harvard.edu/import/809331