La desigualdad de género se percibe como un fenómeno social
basado en la discriminación entre personas por su género, suponiendo que
dichas mujeres sean consideradas inferiores a los hombres y subordinadas a ellos.
La desigualdad existente entre mujeres y hombres en la sociedad
en la que vivimos es lamentablemente estructural. Un ejemplo rápido que se te puede venir a la mente de dicha desigualdad es las horas dedicadas por las mujeres a la realización de tareas domésticas (cuidado del hogar, de los hijos o de familiares), lo cual es algo que se ha venido haciendo “tradicionalmente” e incluso ha llegado hasta nuestros días, debido a la idea preconcebida sobre dicha labor, y con lo que se puede afirmar que la mayoría de empleadas domésticas en el mundo son mujeres.
Esta situación puede ser observada constantemente y es
extensible a otras áreas. Las mujeres capacitadas para el desempeño de
cualquier trabajo no suelen recibir el mismo trato que quizá sí se le da a un
hombre. Se expondrán a continuación varios ejemplos que servirán para
concienciar y demostrar como esto es así, confirmando lo que todavía por
hacer para una consecución de la igualdad de condiciones en el acceso al
mercado laboral.
Resulta un tanto ridículo el seguir leyendo en el siglo XXI algunos
artículos que reflejan la realidad sobre el hecho de que las mujeres cobran casi un 15% menos que los hombres (según el Informe Mundial sobre Salarios de 2018/2019), cuando tanto un hombre como una mujer- un niño o una niña pueden recibir la misma escolarización, o las misas posibilidades de acceso a la universidad.
Algunos motivos de esta realidad se pueden achacar a:
- Una mayor ocupación de las mujeres en puestos peor pagados o valorados
- Una mayor responsabilidad en el trabajo doméstico, el cual no está ni valorado ni pagado
- Mayor porcentaje femenino de trabajo a tiempo parcial ya sea
porque no hay unos servicios adecuados para atender a las
personas mayores, a niños, a discapacitados, etc. o porque no se
puedan permitir paga dichos servicios.
También es importante destacar que se ha empezado ya a tratar
iniciativas para controlar la brecha salarial, para lo cual es necesario un mayor seguimiento y extensión en todos los ámbitos de la empresa.
La mencionada desigualdad también es apreciable en la tasa de
desempleo, pues concretamente en España, 2020, año nefasto debido a la
crisis del Covid-19, cerró con un 18,4% en cuanto a mujeres y un 14,2 respecto a los hombres, siendo una diferencia de un 4,2%, aumentando casi un punto más con respecto al año anterior (3,3%). Esta diferencia, por norma general, aumenta aún más en el rango de edad en el que se enmarca la maternidad (25-54 años), llegando a ser incluso superior que la media europea.
También en el aspecto político se puede observar la desigualdad
en cuestión, pues la participación de mujeres en posiciones ejecutivas de
partidos políticos es de un 38%. Y por si fuese poco, según un informe
elaborado por la ONU en 2020, tan solo 20 países del mundo están dirigidos
por mujeres.
Todas estas justificaciones mencionadas son las que provocan
que las mujeres se vayan empobreciendo cada vez más, lo cual se ha
acentuado con la crisis económica que estamos viviendo actualmente.
Esta desigualdad está presente tanto a nivel nacional como
mundial, y es algo que quizá se está intentando reducir con vistas a su
erradicación pero que hay que admitir que está costando.
¿CÓMO INTENTAR ELIMINAR ESTA DESIGUALDAD?
Luchando para conseguirlo mediante:
- una modificación tanto de formas de pensar como de actitudes y valores basados en el respeto, enseñándolos y dando ejemplo a los más jóvenes de la igualdad plena entre mujeres y hombres, pudiendo actuar de raíz en la vida cotidiana tanto por parte del profesorado de colegios como de los propios padres y madres
- Fomento de representación de las mujeres, en el parlamento, en los gobiernos, en la administración pública, etc.
- Necesidad de regulación legal mediante leyes que aboguen por la igualdad en aspectos como la retribución o el acceso a puestos directivos en las mismas condiciones
- Apoyar una conciliación y reparto de responsabilidades domésticas o familiares, así como a campañas y organizaciones que defiendan los derechos de niñas y mujeres
La igualdad de género es uno de los objetivos de un Desarrollo
Sostenible que defienden las Naciones Unidas, con la misión de concienciar a las personas de la realidad existente, basándonos en los argumentos expuestos, asimilando que es complicado y queda trabajo por hacer, pero por lo menos contentándonos con que el primer paso ya está dado, siendo ¡Un pequeño paso para cambiar el mundo!
Todos y cada uno de nosotros, con actitud y dando ejemplo podemos elegir la sociedad en la que queremos vivir. ¿Y si fomentamos y peleamos por una en donde no exista desigualdad ninguna, viviendo plenamente cada uno con sus derechos? ¡Es responsabilidad nuestra que así sea!