Aunque la sociedad haya evolucionado notablemente en términos de igualdad de género, se siguen observando ciertos comportamientos que posicionan a la mujer en un nivel inferior al hombre, soportando situaciones que a veces rozan lo inhumano. La desigualdad sigue latente.
Unas botas. Altas y cómodas. Material sintético. Calidad a un precio aceptable: 35 euros. 15 de ellos, apoyando a la desigualdad de la mujer, en muchos casos. ¿Somos conscientes de la cantidad de empresas que aún no reparten su plantilla de manera igualitaria entre hombres y mujeres? ¿Queremos seguir pagando el precio de la desigualdad?
En el mundo laboral, la desigualdad empieza desde que se crean las vacantes al puesto que se ha quedado libre y se describen diferentes competencias ideales que encajarían con el mismo. Cuando se trata de altos puestos, muchas mujeres deciden no participar en el proceso de selección por el simple hecho de encontrarse palabras como “directivo/a”, “exigente”, “liderazgo”, “ al mando”… entre otras.
Las mujeres no se creen capaces de enfrentarse a un puesto ejecutivo que conlleve altas responsabilidades. ¿Por qué ocurre esto? Por desgracia, muchas mujeres no se sienten aludidas con este tipo de adjetivos. De manera inconsciente, se siguen premiando cualidades como la agresividad o la autoconfianza, aspectos muy asociados a la personalidad de los hombres.
Una mujer con un curriculum vitae idéntico a un hombre, tiene un 30% menos de probabilidades que un hombre de ser llamado para realizar una entrevista, según un estudio realizado por profesores de la Universidad Pompeu Fabra para el Observatorio Social de La Caixa.
La cruda realidad. ¿Podemos gestionarla?
Cuando una mujer entra a formar parte de la plantilla de una empresa, no suele desarrollar una gran carrera profesional en la misma: muy pocas llegan a la cima.
Según la consultora Grant Thornton en un estudio realizado en el año 2020, en España, el 34% de los puestos de alta dirección son ocupados por mujeres. Esta cifra ha mejorado considerablemente desde el año 2016. Aún así, solo el 1% de las empresas considera que pone gran esfuerzo en la lucha contra la desigualdad de género.
El futuro de la empresa va hacia la digitalización plena y, por ende, un mayor interés por puestos de trabajos tecnológicos donde son necesarios conocimientos en programación, seguridad o ingeniería entre otros. Las mujeres muestran menos interés por profesiones científicas y tecnológicas. Por lo tanto, hoy en día, existen más hombres que mujeres con este tipo de formación. Si esta situación no se modifica y no hay una rápida y eficaz intervención por parte de las empresas en temas de igualdad de género y programas de formación para la adquisición de habilidades tecnológicas, el número de mujeres en la plantilla de ciertas empresas será aún menor conforme el mundo empresarial evolucione.
La educación es otra herramienta indispensable para impulsar este cambio cultural. Educar en valores, tanto en el entorno familiar como en el educativo, es fundamental para que en futuras generaciones no sean necesarios planes de igualdad en las empresas.
La actual y viral campaña #NoMoreMatildas lanzada por Gettingbetter, una agencia de Alicante es un gran ejemplo que muestra las ya acciones para mejorar la situación. Este hastag representa a todas aquellas grandes mujeres científicas olvidadas en los libros escolares y fomentar así las aspiraciones profesionales de las niñas.
Juntos, se puede
Somos un mundo desarrollado en muchos sentidos: sanidad, tecnología, educación…
Pero, necesitamos evolucionar en términos morales y éticos: la mujer tiene las mismas capacidades que los hombres. Están igual de preparadas que los hombres. Tienen el mismo talento que los hombres. Son capaces de lo que se propongan, al igual que los hombres.
¿Por qué no dejamos que demuestren todo el potencial? ¿Por qué no creamos una sociedad en la qué la convivencia de ambos géneros sea real e igualitaria? En nuestras manos está. Cada gesto, cada palabra, cada acción…cuenta.
Si te ha intereado el tema, te invito a leer este post para que tengas otra visión sobre la desigualdad de género en las empresas.