INFANCIA (7-13 AÑOS) Y REDES SOCIALES: ¿EVOLUCION TECNOLOGICA O FRENO CREATIVO?

En los últimos años, el uso de las nuevas tecnologías y la irrupción de las redes sociales en la sociedad actual, ha tenido una gran repercusión en nuestra forma de vivir y de relacionarnos con las personas. Tanto es así, que hoy en día se hace imprescindible el uso de estas herramientas digitales en nuestra vida cotidiana. Cada vez son más jóvenes los usuarios activos de estas plataformas de internet, con una edad media de inicio de 7 años. Aquí es donde se plantea la siguiente cuestión: ¿Deberían los niños hacer uso de estas tecnologías? Todos sabemos la importancia hoy en día de saber manejar ordenadores, tablets, smartphones y aparatos electrónicos conectados a internet.

En el mundo laboral resulta imprescindible conocer estas herramientas de trabajo y estar familiarizado con ellas, algo que hace años era impensable. Ante esta realidad resulta atractivo formar a los niños a que se desarrollen en este ámbito por su bien futuro, pero todo ello se debe hacer bajo supervisión continua de los padres y con unos límites claramente definidos. Los niños todavía no son conscientes de la repercusión que tienen estos medios y el alto grado de exposición al que se enfrentan. Continuamente aparecen noticias en los medios de comunicación donde adultos con malas intenciones, engañan a niños aprovechándose de su inocencia y vulnerabilidad para realizar actos delictivos. En ocasiones, la vida de los niños está expuesta al acceso de cualquier persona que divague por la red, pudiendo apropiarse tanto de fotografías como datos personales o direcciones postales.

Por otra parte, son ellos mismos ante la inconsciencia propia de su edad, los que pueden ser partícipes de divulgaciones de contenido personal de amigos o compañeros, constituyentes de delito donde se pueden ver envueltos. Es por ello por lo que es de vital importancia la presencia de los padres en el control de estos dispositivos.

Las grandes compañías (Facebook, Twitter, Instagram, TikTok), también deberían centrar parte de sus esfuerzos en introducir a los más pequeños en sus plataformas con la garantía y seguridad necesarias para que puedan hacer uso de ellas sin miedo alguno por parte de los padres. Esto podría darse, creando perfiles infantiles como ya lo hacen las plataformas de video en streaming Netflix y Amazon Prime Video, donde sólo tengan acceso niños y las funciones dentro de estos perfiles se vean disminuidas. Cuentas asociadas a las de los padres, donde ellos puedan tener acceso al contenido que sus hijos publican y comparten.

El 50% de los más jóvenes se limita a ejercer el papel de observador en sus perfiles sociales. Sin embargo, el 40% participa de manera activa a través de mensajes, fotos o vídeos. El dato más alarmante, en cuanto a tipo de contenido publicado, es el 20% menores que han publicado contenido propio de carácter íntimo. Además, un 10% ha difundido dicho contenido de terceras personas (Díde, 2018).

 El uso abusivo de estas plataformas puede desencadenar en trastornos psicológicos como ansiedad o depresión, además de otras consecuencias como trastorno del sueño, aislamiento, irritabilidad y dependencia.

El mal uso de las redes sociales en una etapa de «especial vulnerabilidad» como la niñez y la adolescencia puede agravar las situaciones de acoso escolar a través del ciberbullying o ciberacoso (Amnistia.org, 2017).

Sin embargo, el uso controlado y dosificado de estas tecnologías puede favorecer las capacidades sociales en los niños y desarrollar un aprendizaje positivo en la destreza de estas plataformas, que cada vez más son el futuro de las relaciones interpersonales.

Bibliografía y fuentes:

Disponible en:          https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864015000048#bib0065        (Acceso 4 de febrero 2021)

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