La alimentación y el envejecimiento de la población

REALFOODING

Después de haber contado con la visita de Cruz Martínez, experta en nutrición; Raquel Davó, coach ejecutiva y Rafael Juan, CEO de Vicky Foods el pasado 31 de enero, la primera sesión On The Edge en ESIC Business & Marketing School, nos presenta con los datos ofrecidos, un nuevo reto para la sociedad; La alimentación y el envejecimiento de la población. 

Si bien es cierto que los últimos estudios afirman que en 2050 la población mundial superará los nueve millones de personas, cabe centrar la atención en cómo serán los hábitos de consumo de cada uno de los individuos, en función de los movimientos que nacen en la actualidad. 

Las últimas décadas nos han dejado diferentes corrientes aparentemente favorables para la sociedad que, en función del mensaje y el tipo de emisión del mismo, ha supuesto el logro del resultado pretendido o, por el contrario, el desastre total ante lo que en un primer momento parecía positivo. Las recientes avances en tecnología y la aparición de nuevos medios de comunicación han facilitado la aparición de una sociedad cada vez más globalizada. 

Estos nuevos canales de comunicación nos permiten conectar, en función de nuestros gustos e inquietudes, con personas que se encuentran en otros puntos geográficos. El nuevo paradigma en este campo ha dado mayor visibilidad a movimientos sociales que están cambiando la manera de entender el comportamiento de la sociedad actual y que, además, marcan un camino hacia la sociedad futura. 

Muchos son aquellos que se han sumado ya a la tendenciaRealfooding creada a través de las redes sociales Carlos Ríos (@carlosriosq); gurú de la alimentación. Pero, para aquellos que no conozcan de qué estoy hablando, haré una breve presentación. 

Carlos Rios es el líder de un movimiento que ha nacido a través de Instagram en el que, mediante diferentes publicaciones, valora qué alimentos son los más adecuados para mejorar la rutina de cada individuo, así como de qué manera pueden ayudar a mejorar la salud en cada uno de los casos. ¿La clave? Ser capaces de identificar la “comida real”;es decir, aquellos alimentos que no son procesados o que, como él los califica, son “buenos procesados”.  

En la linea del contexto que acontece, cabe destacar que, conociendo las previsiones de futuro en las que observamos cierta sobre-población, el movimiento #RealFood tiene como objetivo reducir la obesidad y las diferentes enfermedades relacionadas con la mala alimentación como la diabetes o los cánceres digestivos. Esto supondría contar con una sociedad más sana y por otra parte, más comprometida con los productos naturales, dejando de lado los procesados de las grandes empresas y fomentando el consumo de género local.

Bajo este marco, cabe destacar la capacidad comunicativa del fundador del movimiento, ya que ha conseguido crear una comunidad de miles de adeptos, los cuales no solo siguen sus consejos, sino que además compran sus libros y utilizan la aplicación desarrollada por el mismo durante sus procesos de compra en los supermercados. 

Utilizar herramientas de comunicación masiva como Instagram o Youtube parece una de las opciones más favorables para lograr influir en el comportamiento de las personas. En este caso, observamos mensajes claros y concretos, acompañados por diferentes elementos captadores de atención de los usuarios, que permiten dar una mayor cobertura y visibilidad a este estilo de vida. El éxito del movimiento #RealFood se basa en la oportunidad de convertir algo que ya existía en una nueva forma de entender la alimentación y los hábitos saludables. 

Pero, ¿Hasta qué punto es peligroso este mensaje? Aunque aparentemente se presente como una tendencia positiva, es importante evitar la radicalización del mismo. Bajo mi punto de vista, cada individuo debe tener la suficiente información, a través de un profesional, sobre las buenas y malas rutinas para conseguir la salud más adecuada a cada cuerpo. 

La parte oscura de utilizar este tipo de plataformas para divulgar un mensaje tan significativo, es la forzada evangelización por parte de sus seguidores a aquellos que no comparten su forma de ver la alimentación. Vivimos en una sociedad dependiente de las modas y las tendencias momentáneas de cada mercado, por lo que se corre el riesgo de que este tipo de mensajes no sean comprendidos por parte de algunos seguidores y se convierta más en una secta que en un estilo de vida. 

Es fundamental que todos los seguidores interpreten bien el mensaje, para evitar así crear nuevas relaciones negativas con los alimentos a costa de promover un mensaje esperanzador y saludable. La capacidad de manipular los mensajes, teniendo en cuenta que se realizan a través de las redes sociales, es notablemente sencillo ya que, ante la ausencia de suficiente información y personalidad como para adaptarlo a tu vida, es probable que se adapte tu vida al mensaje, algo que puede ser nocivo no solo para el conjunto de la sociedad, sino para según qué individuo. 

Esta aspiración por cuidar la salud continúa siendo una de las metas de la sociedad como podemos ver con el crecimiento de practicas deportivas, abandono de hábitos poco saludables como el tabaco o las sesiones de prevención de algunas enfermedades. Pero todo ello no sería posible sin las pautas de profesionales que puedan adaptar un plan personalizado para quien lo desee, así como las medidas tomadas por autoridades y basadas en estudios y datos objetivos que garantizan y se responsabilizan del cuidado y el bienestar general. 

Así que, aunque el fondo del mensaje sea positivo y la intención sea buena, bajo este análisis, ¿deberíamos dejar nuestra salud en manos de una moda nacida en Instagram?